Una manera de revitalizar la idea del árbol de Navidad es crear una mezcla de árbolito y Belén, con la que el árbol se convierte en el poblado donde tuvo lugar el milagro, en una original disposición del espacio.
Se trata de una idea muy sencilla, que puede combinarse con las tradicionales esferas, faroles y moños. Sólo hay que hacerse con reproducciones de casas antiguas o rústicas, completas o sólo las fachadas, sean de cerámica o (de preferencia) en papel piedra.
La técnica es muy sencilla: las casas se aseguran con broches o hilos invisibles, posadas sobre las ramas, en arreglos que eviten la saturación. La mejor manera de lograrlo es usando esferas para mediar entre una casa y la otra.
Aún es posible adquirir motivos decorativos con formas de casa, que se pusieron de moda hacia 1920, con luces que brillaban desde las ventanas, con un resplandor que llamaba a todos a volver a casa por Navidad.
Fuente: BHG